| Descripción |
Escena fantasmal que se desarrolla en el interior de una alcoba, donde un hombre sobresaltado se incorpora de la cama por la aparición del diablo cojuelo, que aparece representado como un monstruo enano con pies caprinos, muletas, capa y tricornio, que sobrevuela su lecho.
Los dibujos de Alenza reflejan, incluso mejor que sus pequeños lienzos, la espontaneidad y la fuerza de ejecución de una solución rápida; una capacidad de síntesis que capta todo aquello que es imprescindible. Las figuras humanas se convierten en símbolo del arraigo de las personas en su espacio natural, casi marginal, con una verdadera afirmación del valor del hombre como centro y base de referencia. Este dibujo en particular recuerda a los "Caprichos" goyescos, pero el sentido satírico de Alenza no es tan mordaz ni cruel. Trata aquí el tema de la pesadilla, con su característica ironía, donde tienen cabida las potencias demoníacas y las ambiguas criaturas del sueño que rodean el lecho en la oscuridad de la noche. Muestra, en pocos trazos, la sorpresa y tensión que produce en el hombre, que se levanta como un resorte del lecho, la horrible visión del demonio aparecido.
Aunque muchos dibujos de Alenza son modelos para grabar, conociéndose de algunos las ilustraciones para las que fueron realizados, en este caso parece tratarse de un boceto o dibujo preparatorio del óleo "El diablo cojuelo. Aparición" (1838), conservado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (inv. MNAC 040240). Las similitudes entre el dibujo y el óleo mencionado son notorias en cuanto a composición e iconografía se refiere. Llama la atención, no obstante, que el diablo cojuelo tiene pies caprinos en el dibujo y humanos en el óleo, además de algunas diferencias apreciables por ejemplo en la indumentaria. Asimismo, el personaje sorprendido por la aparición del diablo cojuelo mira hacia él con los ojos y con la cabeza en el dibujo, mientras que en el óleo lo hace sólo con los ojos, de modo que la cabeza está pintada de frente. Sea como fuere, la escena representada en ambas obras está protagonizada por el personaje del diablo cojuelo, ya popular en el siglo XVI pero cuya fama sobrevino especialmente gracias a la narración satírica "El diablo cojuelo", escrita en 1641 por Luis Vélez de Guevara y en la que se burla de los vicios y defectos de la sociedad de su tiempo. Alenza es uno de los artistas que recoge la corriente costumbrista aparecida ya en el siglo XVII gracias a literatos como Vélez de Guevara, valiéndose de sus personajes para criticar las costumbres de la sociedad madrileña de su tiempo. De hecho, este dibujo y el óleo citado no son los únicos que realizó con esta temática pues la mencionada institución catalana conserva otro óleo fechado el mismo año titulado "El diablo cojuelo. Visión infernal" (inv. MNAC 040241).
Desde el punto de vista técnico, el dibujo está realizado a pluma con tinta sepia a base de trazos firmes y rotundos aunque resueltos con soltura. Pese a tratarse de una composición acabada y muy descriptiva, el dibujo es a la vez sintético, muestra de la gran maestría de su autor.
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